El corazón de la auyama

Se trataba de una madre joven, delgada, con cara de tristeza que acunaba en sus brazos a una pequeña con ojos hundidos, boca seca y llanto débil. La conserje del consultorio, experta en Triaje, la hizo pasar primero. Con sólo mirarla di el veredicto.

—«Hay que internarla, está muy deshidratada».

Su madre me miró tristemente y suplicó que buscaramos otra alternativa de tratamiento.

—«No mi Doña, esa niña necesita suero y medicamentos intravenosos. La salud es lo primero»— sentencié con tono serio.

—Doctora— respondió ella —«si me interna esta niña, tendré que dejar los otros en casa con su papá, tengo otra niña de 5 años y cada vez que duermo fuera de casa su papá la toca».

—¿Y por qué sigues con él?

—Si lo dejo, ¿qué comemos? ¿Dónde vivimos?

Le miré queriendo descubrir cual de las dos opciones era peor y recordé que el corazón de la auyama nada más lo conoce el cuchillo.

17 comentarios

  1. @Yersinia, da pena. Sin lugar a dudas, son ocurrentes las cosas que suceden en nuestro país y más si hablamos de un consultorio médico. 🙂

  2. @Joan esto más que una ocurrencia me parece una pena, que alguien se vea entre la espada y la pared, elegir vivir en necesidad o vivir en abusos.

  3. aunque muchas mujeres de nuestro pais y quizas de muchas partes del mundo pasan por una situacion similar (incluso conozco un caso), en esto yo no critico al bestia que tiene esta señora de marido, a quien se debe criticar es a la señora madre de niñas que prefiere exponer a su hija a que un maldito le tronche su niñez en cualquier momento en vez de ella dejar eso y fajarse a guallar la yuca por el bienestar de sus hijos.

  4. Caray, se me quisieron salir las lagrimas por lo impactante de sus razones. Es el dilema de la pobreza, algunos se autoesclavizan porque no ven mas alla de lo que tienen en frente.

    Es una lastima que situaciones asi se vivan a diario y es aun mas lastimoso que ese HDLGP no pague las consecuencias que se merece.

  5. @Ing. WEO este pensamiento que usted tiene y que yo también tuve en algún fue el que me motivo a ponerle este título al post. Es más fácil decirlo que hacerlo, pues en el medio que esta mujer se desembuelve, con tres hijos pequeños, sin preparación y sin el mínimo recurso la piña se pone agria.

  6. Para cada problema hay una solucion.
    1. Llevar la otra niña al hospital.
    2. Dejar la niña con su abuela u otra persona de confianza.
    3. Denunciar al padre a la justicia, entre sus familiares, con la junta de vecinos, la iglesia, con alguien!
    4. No seguir aceptando esa realidad amarga, reconocer que ella misma tiene alternativas, y no es justo ignorar la crisis de su hija abusada.
    5. !Referirle a un psychiatra!
    6. ORAR SIN CESAR

  7. No existen, acaso, leyes en RD contra la violencia de género o doméstica? Es lo primero que hay que hacer: denunciar al padre por abusar de ambas, luego tocar las puertas de varias instituciones u organizaciones que traten el tema. Y darle mucho calor y ánimo a las víctimas; hacerles saber que no están solas. Y, claro, una mayor campaña de denuncias a nivel nacional sobre el tema de la violencia de género.

    PS: Fuera de orden, y como esposo y padre que soy, agregaría que al abusador hay que darle un par de palos con un buen bate de beisbol.

  8. @Domingo, se supone que el Ministerio Público trabaja con todos los sectores sociales para captar este tipo de casos y que sean penalizados. Sin embargo, a la práctica, esto no sucede.

  9. @Deborah Martinez, que agradable sorpresa verle por aquí, bienvenida a Duarte101, gracias por sus sugerencias, yo misma le extendí algunas de ellas a la madre, ese mismo día pase por las salas de pediatría del hospital a verla, no estaba, supongo que habrá encontrado la manera de palear la situación, un abrazo y bendiciones mil.

  10. @Domingo que bueno verle por aquí, muchas veces el problema es que si las misma víctimas encubren a sus victimarios, y se hace un círculo de silencio donde todos saben lo que pasa, pero nadie se atreve a hacer nada

  11. Hola Nelly,

    sí, desgraciadamente ese es uno de los problemas mayores: lograr que la víctima deje de serlo y demande. Para lograr ésto se necesitan muchas cosas: la participación de instituciones estatales, organizaciones sociales, tribunales, etc. Y que la víctima deje de tener miedo. Largo es el camino.
    Un saludo a todos.

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