El paraíso, aquí en la tierra

plomoEn la imagen: Según la fundación Blacksmith, Paraíso de Dios es el tercer poblado más contaminado del mundo.

En la mañana de hoy tuve la oportunidad de ir a Haina. Es un municipio de naturaleza costera, reconocido por los dominicanos con uno de los puertos marítimos de mayor tráfico en nuestro país. Sin embargo, no fui a ver el movimiento mercantil de la zona, sino de lo que están pasando una buena parte de sus habitantes, especialmente en la localida de Paraíso de Dios, localizada a menos de 5 minutos del Distrito Nacional.

Este pequeño espacio, en donde se vive entre casuchas, tiene —lamentablemente — su fama mundial. Y lo digo con pena: desde unos cuantos años, es señalado por diversos informes como uno de los poblados más contaminados del mundo. Todo gracias a la gran polución existente por plomo, un químico que es tóxico para el cuerpo humano. Sus pobladores, llevan décadas denunciando las atrocidades que les están sucediendo —porque había en dicha localidad una fábrica de baterías—. Pero sus voces fueron al menos escuchadas y se han comenzado a solucionar una parte del problmea en sí.

plomoEn la imagen: Aunque no se permite el paso a los terrenos contaminados, los niños pasan con normalidad.

Allí, curioso en todo momento, no dejé de preguntarles a amas de casa, niños, empleados que están trabajando en la recolección e incluso a funcionarios sobre este caso y obtener todas las aristas de este problema medioambiental, causado por la mano humana. En esos terrenos abandonados, se tiene planeado un parque público para el disfrute de todos.

plomoEn la imagen: Según los locales, las condiciones del terreno abandonado han mejorado. Pero siguen sonando los casos de niños y adultos con plomo.

Cabe decir que el problema ahí no se resuelve. Gran parte de la población puede estar altamente contaminada y de seguro, no lo saben. Menos han de tener dinero para costearse los medicamentos para prevenir o para curar. En escritos anteriores, les he mostrado personajes como Sandra Castillo, una madre que ya es toda una autoridad en esa zona y que no desistirá para buscar el porvenir de sus vecinos. Pero se necesita la mano de todos los dominicanos, que —curiosamente— una gran parte debería de estar preocupada con este y otros problemas de carácter ambiental.

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