Estuve leyendo el extenso análisis de la candidatura del Miguel Vargas Maldonado que preparó el periodista Juan Bolívar Díaz (Uno + Uno) para la edición dominical del Periódico Hoy. El mismo parte de la siguiente premisa: ¿Si Hipólito Mejía, que realizó uno de los peores gobiernos —principalmente en su última parte— de la historia reciente dominicana, perdió las elecciones con un significativo 34.65 %, por qué Miguel Vargas, que se supone dispone de mejor imagen, no ha podido ni siquiera alcanzar ese porcentaje de intención del voto en la mayoría de las encuesta después de un año completo de trabajo? Su respuesta fue la siguiente:
La estrategia de minimizar el partido, aún en los locales de campaña, se ha traducido en una reducción del potencial de la tradicional mística que ha sido fuerte del perredeísmo conceden importantes dirigentes de esa organización.
Totalmente de acuerdo. No importando los malos gobiernos, el PRD siempre había disfrutado de un voto duro, ganado quizás no tanto por sus logros gubernamentales, sino por sus luchas históricas en favor de la democracia. Cuando Miguel Vargas guardó jacho encendido rompió con la memoria histórica: sólo él y tres más de sus seguidores se creyeron aquello de un nuevo PRD. Escondió el jacho y se le fue la luz.
Más: Lean el análisis completo, fuera de banderías políticas, es de lo mejor que he visto en la campaña.