En la imagen: Personas bailando en unas fiestas patronales. ©carmengestosoTeóricamente estas son festividades religiosas —siendo la religión católica la predominante en el país— que se celebran en los distintos pueblos, dedicadas al “Patrón” de la provincia o comunidad en que se celebren. Uno de los objetivos de las mismas es promover los valores artísticos, religiosos, culturales y educativos de la zona en que se realice dicha actividad.
La practica y la cruda realidad es lo contrario. Actualmente estas festividades poseen en contenido religioso tal vez de un 8% convirtiendo el resto en ferias ambulantes que van de pueblo en pueblo patrocinadas por las grandes empresas de bebidas, cigarrillos y demás, dejando una secuela de destrucción social y moral en el lugar de celebración.
Este es un ejemplo de cómo nos convertimos en Reyes Midas invertidos, convirtiendo todo lo bueno que tenemos en destrucción.