El gancho de votar por Ninguno

Leonel Fernández es desde el año 2004 el centro de la política local, es causa y efecto de la dinámica de dicha actividad ya sea para bien o para mal, un reflejo de esta realidad es que todo aquel que quiere alcanzar notoriedad política usa como estrategia lanzar su verbatim hacia él. Este estatus de cosas lamentablemente afecta a la política en sí, pues si la casi totalidad de la masa de votantes llega a sentirse defraudada del presidente con ello siente que la política como tal es una profesión en franco descredito. Y lo que ha pasado en estos últimos 4 años es un desgaste progresivo de la figura del presidente y con ello de la política como tal. Es como una miopía que impide que la gente distinga ambas cosas. ¿Pero que tienen que ver los «ningunistas» con esto? ¿De qué son sospechosos? Paso a hacer las conexiones.

Suena bien, pero no más

Leonel entró por la puerta grande en el 2004, pero en las elecciones del 2008 esa misma puerta se le había hecho considerablemente más chica. Un solo y muy significativo dato fue más que suficiente para revelar el descontento hacia el presidente. Guillermo Moreno, candidato minoritario sacó más de 50,000 votos sentando así las bases de una masa de votantes descontentos en aumento, así que si se pensaba en el futuro y la estabilidad del sistema actual era pues necesario desactivar a esos votantes en potencial crecimiento. Es exactamente aquí donde entra el grupo La Revuelta y su propuesta «Ninguno» pues quienes votaron por Guillermo Moreno en el 2008 entendían que ninguno de los que estaban servían, «Ninguno» fue pues un intento de neutralizar el voto hacia candidaturas alternativas.

Durmiendo con el enemigo

De seguir insistiendo por ninguno, lo que va a ocurrir es que en las venideras elecciones presidenciales los candidatos alternativos podrían perder miles de votos que para ellos son vitales no para ganar sino para algo más importante aun: justificar su existencia. Pues si se logra mostrar con números que el descontento crece, entonces la esperanza de cambiar las cosas aumentan. Ninguno es una excelente propuesta del sistema para mantener las cosas tal cual están pues los candidatos alternativos dejan de percibir esos votos. Francamente no sé si el movimiento La Revuelta está consciente de ello, lo cual indicaría que son caballos de Troya pero de una cosa estoy seguro: le están pichando el juego al enemigo. Votar por «Ninguno» es a claras luces una estrategia de marketing político para neutralizar el voto de una masa descontenta privándola de una elección realmente pragmática. No más. He ahí, mis sospechas justificadas.